top of page

Caifanes: “Cuenca no es así”.

  • Jorge Contreras @isaacambrosi
  • 14 jun 2019
  • 5 Min. de lectura

La banda, una de la más representativa del rock en español, se presentó por primera vez en Quito y Cuenca, Ecuador.

El Coliseo Jefferson Pérez fue el escenario de la presentación de Caifanes. Foto Saúl Hernández.

Los Caifanes vinieron desde allá (México) para recordar a todos los que asistieron a sus dos conciertos, del 12 y 13 de junio de 2019, en Ecuador que la música a más de entretener tiene otro rol: llevar un mensaje.

Y eso lo dejo claro Saúl Hernández, vocalista y fundador de la banda en 1987, al hacer las reseñas y referencias de sus mejores canciones.

En Cuenca, los miles de fanáticos y seguidores se hicieron eco de estos mensajes y, con gritos y aplausos, secundaban estas ideas que trataron sobre la política, el cambio de la sociedad, la violencia, la protección de los niños y la energía indestructible de las personas.

La espera de muchos años para los habitantes de la ciudad, para algunos considerada la capital del rock del Ecuador, tuvo su recompensa y se hizo realidad con el nuevo tour, tal como lo afirmó desde el escenario el bajista, Sabo Romo.

Todo inició con la canción “Afuera”, que dejó claro que todos los que se quedaron en el exterior se perdieron de este “ritual”, liderado por Saúl y únicamente adentro se vivieron y recordaron 21 de sus canciones en aproximadamente 120 minutos, con caídas y levantadas del grupo como la separación de 1995.

Pronto, los miles de asistentes sintieron como el “Viento” los unió en una sola onda, que hizo eco en todo el coliseo Jefferson Pérez y reafirmó que, como muchos de los cuencanos tuvieron la oportunidad de brincar muchos planetas, pero decidieron quedarse en Cuenca, amarrados a su vida, detenidos muchos años por el tiempo.

Los movimientos corporales, los aplausos y el humo del escenario empezaron a formar “Nubes”, pero que, en este caso, no se las llevaba el viento sino más bien la tercera canción, que emocionó a los que disfrutaban del espectáculo y seguramente recordaron que durante su existencia, con garras y dientes, han defendido lo que tienen.

La voz de Hernández dio paso a otra de sus canciones representativas: “Miedo” y antes de cantarla dijo que a la vida no hay que tenerle miedo, ni al amor, lo que se complementó con la letra de la canción que pide a la otra persona dejarla amar en vida, hasta que el sol se escape con la luna.

De pronto esa misma sensación se volvió “Piedra”, que una vez más reveló la importancia de la espiritualidad que también ha caracterizado al líder de la banda mexicana.

El corte de las primeras cinco canciones fue con el mensaje claro de Saúl sobre la situación de los Derechos Humanos, los momentos de violencia, de la inconciencia que predomina y la esperanza que para tener un mejor futuro no dependamos de los gobiernos ni de los partidos políticos, sino de cada uno de nosotros que somos el cimiento, la historia, el pasado y futuro, precisamente como preámbulo para “Antes De Que Nos Olviden”, que llama a cada uno a hacer historia y nunca andar de rodillas por el valor de cada una de nuestras almas.

Antes de la séptima canción, el nuevo sencillo “Heridos” hizo el llamado por primera vez a su “raza” (palabra que usa para dirigirse a la gente) para mantenerse despierta, para preferir estar herido a dormido.

Repentinamente todos empezaron a contar su vida, a fijarse si el compañero de lado seguía vivo y respiraba, a desahogarse con “Cuéntame tu Vida”.

Un nuevo momento de reflexión se apropió del ambiente, y esta vez el llamado fue a cuidar de los niños, que tienen la labor de limpiar el camino de convertirse en guerreros tal como “Ayer Me Dijo un Ave que Volara”, para que nadie les haga daño.

Los minutos que duraban las canciones se convertían en segundos y permitían a Saúl Hernández recuperar energía, beber sorbos de agua, y, tras segundos de silencio, pronto todos quisieron que cuando se mueran y les tengan que enterrar sea con una fotografía, para que no de miedo estar abajo, porque decían, sin razón, “Mátenme Porque Me Muero”.

En otro instante, los asistentes sintieron la presencia de los “Dioses Ocultos” y miraban al cielo en busca de alguien, aunque algunos seguidamente dijeron a viva voz que van “Detrás De Ti”.

Fotografía de Saúl Hernández con la camiseta del deportivo Cuenca. Foto tomada de la cuenta de Saúl Hernández.

Pese a que transcurrieron varios minutos y caía más la noche se sintió que “Amanece” y todos reafirmaron que nunca nadie les podrá parar y solo muertos les podrán callar, aunque a veces se mire todo gris.

Y en un solo coro la palabra “Aviéntame” se repitió en la multitud como un desafío a los demás, para que los acompañantes sean testigo de cómo vuelven a levantarse, como reviven como no mueren, pese a todas las adversidades que puedan ocurrir.

Saúl Hernández nuevamente llevó a todo el público hacia una oscuridad contagiosa, característica de él, con otra de las canciones iniciales de la banda “Perdí Mi Ojo de Venado”, que evoca los contactos de la muerte con nosotros al congelarnos las orejas y hablarnos de la magia de la soledad.

En ese momento se sintió la energía indestructible que citó el vocalista antes de dar paso a “Aquí No Es Así” y al afirmar que “Cuenca no es así” hizo sentir a los seguidores cuencanos que cada una de las piedras de los cuatro ríos que atraviesan Cuenca son un altar y que el sol brilla de forma diferente. “Donde naciste es tu alma”.

Las personas, convertidas en energía durante la ceremonia, empezaron a ver las luces, las seis pantallas gigantes con imágenes, como si miraran a través del tiempo, y en el escenario sentir la misma esencia de la banda, que pasó por la etapa de Jaguares, que ha vuelto sin Alejandro Marcovich, por un tiempo indeterminado, y con el entusiasmo esas voces cantaron “No Dejes Que”.

En el momento que todos pensaron que terminó el concierto. La banda ingresó nuevamente en medio de la oscuridad, tocaron sus instrumentos y los espectadores supieron que la siguiente canción se trataba de la “Célula Que Explota”. Adueñados no permitieron que Saúl la cante, sintieron el mensaje de amor y las relaciones de las parejas que en ocasiones son como gatos en celo.

Antes de terminar el programa, Saúl ya con la camiseta del Deportivo Cuenca, entonó la “Negra Tomasa”, ante los movimientos coordinados y descornados de todos los que bailaron tanto en la pista recubierta con cartón de Dark Box, las sillas numeradas de VIP y el caos, casi frecuente, en General.

El mensaje al final del concierto pudo ser claro o confuso. Las personas, como las canciones, deben tener un objetivo para dejar de sentir el vacío que en ocasiones hace anhelar rasgarse la piel.

 
 
 

Комментарии


Suscríbete para Obtener Actualizaciones

¡Felicitaciones! Estás suscrito

Creado con Wix.com

bottom of page